El descubrimiento ha sido presentado en una rueda de prensa en la Sede del Observatorio Europeo Austral en Múnich, Alemania. El equipo internacional del EHT ha contado con la participación del Instituto de Astrofísica de Andalucía, perteneciente al CSIC, y cuyo miembro, José Luis Gómez, ha estado presente durante la rueda de prensa en Múnich.
La histórica imagen muestra un agujero negro formado por un interior oscuro, conocido como la sombra, y una corona dorada formada por gas caliente circundante que va cayendo hacia el interior del agujero negro por la fuerza de la gravedad.
Sagiario A*, tiene una masa de cuatro millones de veces la del Sol y su tamaño de extremo a extremo es de 3 minutos luz, mucho más pequeño que el ubicado en el centro de la galaxia Messier 87 (M87), el primero del que se logró obtener una imagen hace apenas tres años.
Mediante la combinación de imágenes tomadas por ocho radiotelescopios ubicados en distintos puntos del planeta -uno de ellos, en Pico Veleta, Granada-, los científicos del EHT han creado un telescopio virtual del tamaño de la Tierra descrito por el científico español José Luis Gómez, como "el único instrumento existente que tiene la humanidad para observar agujeros negros supermasivos".
Todo sobre Sagitario A*, el agujero negro en el centro de la Vía Láctea... y uno de los posibles 'asesinos' de nuestra galaxia en el futuro
"Decenas de millones de imágenes han sido producidas en superordenadores en todo el mundo para tener la imagen más clara posible", ha explicado Gómez, que se ha mostrado optimista sobre la posibilidad de lograr captar también imágenes dinámicas de este agujero negro en un futuro cercano.ñ
Pese a su cercanía -26.000 años luz de la Tierra-, hasta ahora, el estudio de este agujero negro no ha resultado sencillo, debido a la presencia de grandes cantidades de gas y polvo. Este último limita las observaciones a ondas de radio, infrarrojo y rayos X, capaces de atravesarlo, pero que sufren la dispersión producida por las nubes.
La imagen captada de este agujero negro, cuyo eje de rotación tiene una inclinación de 30 grados, permite descartar otras teorías sobre qué contenía exactamente el centro de nuestra galaxia, como el de una estrella de bosón, que se habían barajado hasta la fecha.
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