“El mundo no está abordando el persistente y cada vez más grave problema global al que se enfrenta”, afirma la Comisión de la revista Lancet y la Asociación Mundial de Psiquiatría sobre depresión, que pide una respuesta de toda la sociedad (responsables políticos, investigadores, profesionales de la salud y comunidad en general) para reducir la carga global de dicha enfermedad.
En los países de ingresos altos, cerca de la mitad de las personas que sufren depresión no son diagnosticadas ni tratadas, y esta cifra se eleva al 80-90 % en los países de ingresos bajos y medios. Además, la pandemia ha empeorado la situación con el aislamiento social, el duelo, la incertidumbre y el acceso limitado a la atención sanitaria, que se ha cobrado un grave precio en la salud mental de millones de personas.
La Comisión, formada por 25 expertos de 11 países diferentes, hace un llamamiento para que se mejore la atención y la prevención y se aumente el conocimiento y la concienciación para hacer frente a una de las principales causas de sufrimiento evitable y muerte prematura en todo el mundo.
“Las acciones propuestas incluyen el tratamiento de los determinantes sociales de la depresión, en particular los que afectan a los jóvenes; la ampliación de las intervenciones psicosociales por parte de los proveedores de primera línea, como los trabajadores sanitarios de la comunidad; y la participación de las personas con experiencia en investigación y prestación de servicios”, añade Patel.
“Invertir en la reducción de la carga de depresión dará a millones de personas la oportunidad de convertirse en miembros más sanos, felices y productivos de la sociedad, ayudará a fortalecer las economías nacionales y promoverá los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas para 2030”, apunta la presidenta de la Comisión, Helen Herrman, del Centro Nacional de Excelencia en Salud Mental en Jóvenes y la Universidad de Melbourne (Australia).
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