¡Un ataque inmisericorde y sin sentido contra un barrio residencial! ¡Cadáveres destrozados en las calles!", denunció en su canal de Telegram Anton Gerashchenko, del departamento de Interior, un mensaje que acompañó de desgarradores vídeos en los que se podían ver cadáveres de civiles en las calles. Muchos habitantes de la ciudad colgaron también vídeos en las redes sociales en los que se apreciaba la lluvia de misiles sobre Jarkov. El gobierno de Kiev cifra ya en 352 el número de fallecidos, entre ellos 16 niños, y en más de 2.000 los heridos desde el inicio de la invasión.
Las tropas rusas también avanzaron por el sur, desde la península de Crimea, y por el este, desde la región del Donbás, tomando el control de la central nuclear de Zaporozhie, la más grande de Europa. "Las Fuerzas Armadas de Rusia protegen y controlan completamente la zona de la planta nuclear de Zaporozhie", se congratuló el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, en una comparecencia ante la prensa. Asimismo, el ejército ruso tomó el control de las ciudades de Energodar y Berdyansk, esta última uno de los principales puertos marítimos de Ucrania, en el mar de Azov.
Sin embargo, la ofensiva rusa no pudo rendir Kiev, prácticamente sitiada por las tropas del Kremlin, pero que se han encontrado con más resistencia de la esperada. "El enemigo sufrió pérdidas significativas de personal. Las tropas rusas están desmoralizadas y exhaustas", subrayó el comandante del ejército ucraniano, Alexander Syrsky.
El presidente, Volodímir Zelenski, por su parte, que ha impuesto la ley marcial en el país, hizo un llamamiento a "resistir" y a que cada ucraniano "se convierta en un combatiente". Incluso anunció la liberación de presos con experiencia militar para luchar contra el invasor. "No es una decisión fácil desde el punto de vista moral, pero es útil para nuestra defensa. Podrán expiar sus culpas en los lugares más peligrosos de la guerra", dijo.
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