Aunque hasta el momento solo se tiene registro oficial de 254 contagios de la nueva variante sudafricana, para las autoridades internacionales de salud resulta innegable que el incremento en los casos generales de COVID está relacionado con esta cepa.
Cabe destacar que la OMS ha expresado su preocupación ante el avance de esta variante debido a sus más de 50 mutaciones que le facilitan eludir a las vacunas hasta hoy existentes. Sin embargo, hay evidencia científica sólida de que tres dosis de cualquier farmacéutica siguen siendo efectivos para contrarrestar hasta en un 90% el avance de la enfermedad.
En América Latina, el país con más casos de Ómicron en este momento es Chile, donde se registran 325 casos, seguido por México y por Brasil, donde durante todo el año pasado la pandemia causó considerables estragos convirtiéndose en uno de los países con mayor mortalidad por COVID a nivel mundial.
En el caso de México, las alarmas por la nueva variante coinciden con el regreso generalizado a clases presenciales, situación que pone en vulnerabilidad a millones de niños y niñas, así como adolescentes que no han recibido ninguna dosis de la vacuna antiCOVID y que podrían convertirse en vectores de contagio.
Aunque hasta el momento no hay evidencia de que la variante provoque cuadros más graves de la enfermedad y de hecho se ha encontrado que incluso podría generar un cuadro más leve que las cepas anteriores, un aumento exponencial en los contagios podría desencadenar aún así una situación complicada y saturación en los centros de salud.
Algunas voces han expresado su preocupación ante lo que consideran poca seriedad en el manejo de esta cepa por parte de las autoridades federales. Sin embargo, aún es pronto para saber si las estrategias de la Secretaría de Salud permitirán contener el avance de la pandemia.
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