El uso de mascarilla o cubrebocas en Guatemala se convirtió obligatorio desde el 15 de abril, cuando el presidente, Alejandro Giammattei, lo anunció en cadena nacional el 12 de abril, refiriendo que las multas por incumplir la medida van desde los Q. 7 mil hasta los Q. 150 mil. Y aunque aún no hay fecha designada, el uso de mascarilla poco a poco se ha ido acoplando a la vida diaria de los guatemaltecos, sin embargo, ayer la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconsejó que los gobiernos alienten al público en general a usar mascarillas de tela donde haya “una transmisión generalizada y sea difícil el distanciamiento físico, como en el transporte público, en tiendas o en otros entornos confinados o abarrotados”.
Este es uno de los principales cambios de la nueva guía actualizada sobre el uso de mascarillas para el control de COVID-19 que la OMS ha publicado este viernes que se basa en la evolución de la evidencia y proporciona consejos actualizados sobre quién debe usar una mascarilla, cuándo debe usarse y de qué debe estar hecha.
“La Organización Mundial de la Salud ha desarrollado esta guía a través de una revisión cuidadosa de toda la evidencia disponible y una amplia consulta con expertos internacionales y grupos de la sociedad civil”, dijo su director general Tedros Adhanom Ghebreyesus.
No obstante, el doctor quiso “dejar muy claro” que la guía es una actualización de lo que la Organización ha estado diciendo durante meses: que las mascarillas solo deben usarse como parte de una estrategia integral en la lucha contra COVID-19.
“Las mascarillas por sí solas no nos protegerán del COVID-19”, aseguró en dos ocasiones y advirtió acerca de la “falsa sensación de seguridad que pueden crear”, que puede conducir a la gente “a descuidar medidas como la higiene de las manos y el distanciamiento físico”.
Tedros además indicó que las mascarillas son solo beneficiosas como parte de un enfoque integral en la lucha contra COVID-19 por eso “no reemplazan el distanciamiento físico, la higiene de manos y otras medidas de salud pública”.
La guía contiene nueva información sobre la composición de las mascarillas de tela, basada en la investigación académica solicitada por la OMS.
“Recomendamos tres capas para fabricarlas: la interior debe ser un material absorbente como algodón, una intermedia de un material que no sea tejido como polipropileno, que es el filtro, y una exterior de un material no absorbente como poliéster”, detallaba la doctora María VanKekhove en la rueda de prensa donde Tedros anunció la guía actualizada.
En el documento se proporciona orientación sobre cómo lavar y mantener una mascarilla de tela, y explica cómo usarla de forma segura. A este respecto resalta que “las personas pueden infectarse si usan las manos contaminadas para ajustar una mascarilla, o para quitarla y ponérsela repetidamente, sin tener que limpiarse las manos”.
Además de la recomendación sobre el uso de la mascarilla de tela por parte de la población general en contextos de transmisión generalizada e imposibilidad de distanciamiento físico, la OMS también lo recomienda que:
Todas las personas que trabajan en áreas clínicas de un centro de salud, no solo para los trabajadores que tratan pacientes con COVID-19 deben usar mascarilla médica. Eso significa, por ejemplo, que cuando un médico está haciendo una ronda preventiva en las unidades de cardiología o cuidados paliativos donde no hay pacientes confirmados con COVID-19, aún deben usar una mascarilla médica.
Las personas de 60 años o más, o aquellas con afecciones subyacentes, también deben usar mascarilla médica en situaciones donde no es posible el distanciamiento físico.
Comentarios