Investigadores de la Universidad de Tokio (Japón) han identificado porciones específicas de los códigos genéticos de los virus de la COVID-19 y SARS que pueden promover los ciclos de vida de los virus. La nueva técnica es la primera herramienta de los investigadores para determinar qué secuencias genéticas almacenadas como ácido ribonucleico (ARN) son más estables.
Muchas familias de virus, incluidos los virus de la gripe y los coronavirus, almacenan su secuencia genética en forma de ARN, que se cuela en las células humanas y las engaña para fabricar más virus. Según informa Europa Press, el equipo de investigación denominó a su técnica 'Fate-seq' porque su objetivo es determinar el destino de una secuencia genética, si persistirá o se degradará en función de su estabilidad.
"La técnica es una idea muy simple. Combinamos las tecnologías existentes de una nueva manera", explica Nobuyoshi Akimitsu, autor principal del trabajo, que se ha publicado en la revista 'Biochemical and Biophysical Research Communications'. Para realizar 'Fate-seq', los investigadores primero cortan un genoma en fragmentos cortos. Incluso los patógenos extremadamente peligrosos se vuelven inofensivos cuando los investigadores sólo trabajan con fragmentos cortos y separados de sus genomas.
Los investigadores estudiaron 11.848 secuencias de ARN de 26 genomas de virus, incluyendo el del SARS-CoV, el virus que causa el SARS, el repentino síndrome respiratorio agudo que mató a 774 personas en la primera mitad de 2003. Los investigadores identificaron un total de 625 fragmentos de ARN estables y dos de ellos del SARS-CoV son muy comunes en otros coronavirus similares desde el punto de vista evolutivo, incluido el virus que causa el COVID-19, el SARS-CoV-2. El diseño de medicamentos basados en el ARN que sean estables y fáciles de traducir en proteína para las células podría tratar enfermedades genéticas sin los peligros de alterar nuestro ADN.
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