Pese a la pandemia del COVID-19, de la cuál se cree que se originó por el consumo de animales en China, ese país igualmente decidió dar comienzo a la su feria anual de carne de perro en la ciudad de Yulin, donde los animales muertos son ofrecidos en condiciones pocas higiénicas.
Las protestas de los activistas y una tímida campaña para evitar su realización no lograron que el festival no se realizara, por eso el mercado abrió sus puertas donde los perros son exhibidos para cocinarlos en ollas que se exhiben en jaulas estrechas.
Que estas ferias sigan sucediendo realmente llama la atención, ya que en un mercado similar se originó el brote de coronavirus que provocó la pandemia que lleva 472 mil muertos en todo el mundo y más de 9 millones de contagiados.
“Espero que Yulin cambie no solo por el bien de los animales sino también por la salud y seguridad de su gente”, dijo Peter Li, especialista en políticas de China de Humane Society International, un grupo de derechos de los animales.
El ministerio de Agricultura de China ya clasificó a los perros como mascotas en lugar de ganado, pero la costumbre de comerlos sigue muy arraigada. “Por lo que entendemos por nuestras conversaciones con los vendedores de carne, los líderes han dicho que el consumo de carne de perro no se permitirá en el futuro”, dijo esperanzado Zhang Qianqian, un activista por los derechos de los animales.
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