'Biochips' el futuro de la detección de COVID-19

A través del ensayo español SCOVAM (SARS COV2 Antigen Microarray), especialistas buscan detectar anticuerpos en el plasma sanguíneo, una de las formas de conocer si el SARS-CoV-2 se encuentra en el cuerpo humano, con inmunoensayos fluorescentes (FPIA). Esta técnica se ha perfeccionado y utilizado para rastrear moléculas de vida en otros planetas y en las profundidades de océanos en los últimos 20 años.

El objetivo de utilizar este método, también conocido como “biochips”, consiste en encontrar anticuerpos de tipo IgM e IgG, que están ubicados en la sangre y que son fabricados por el propio cuerpo frente a la presencia de una enfermedad, con la finalidad de combatir una nueva infección del mismo patógeno.

Las prácticas de detección por fluorescencia, a diferencia de las pruebas rápidas, son mucho más tardadas, pues duran aproximadamente tres horas, sin embargo, su durabilidad le otorga la capacidad de detectar un mayor número de anticuerpos.

Víctor Parro, miembro del Centro de Astrobiología (CAB) de España, mencionó que el método desarrollado acierta en un 91% con los tests comerciales y, en varios casos, corrige los resultados de falsos negativos de la PCR (reacción en cadena de la polimersa). Sin embargo, “hay que destacar que el 9% de discrepancias pueden ser atribuidas tanto al método SCOVAM como al comercial, ya que todos los métodos tienen un rango de incertidumbre que impide distinguir un resultado positivo del resultado producido por los sueros negativos”.

De acuerdo al Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC), algunas otras de sus noblezas de los biochips residen en que “es semicuantitativo, escalable y automatizable”, lo que quiere decir, que puede trabajar hasta 96 muestras al mismo tiempo, “y los datos quedan almacenados en soporte digital”.

Los investigadores del CAB, quienes fueron los primeros en experimentar los inmunoensayos fluorescentes para exploración de vida en Marte, explicaron que el proyecto SCOVAM tiene la ventaja de “utilizar varias de las proteínas del virus para capturar los anticuerpos presentes en el suero sanguíneo que son capaces de unirse de forma específica al SARS-CoV2”.

Parro explicó que la estrategia de reconocer las diferentes proteínas virales ayudará a la identificación de las sustancias que producen los anticuerpos, pues estos se desarrollan de manera distinta en cada individuo.

El investigador destacó que otra de las tareas que cumple el estudio, es la averiguación de incidencia del COVID-19, que no se limita sólo a demostrar los nuevos casos, sino que podría dar seguimiento a la efectividad de las vacunas que en un futuro combatan a la enfermedad.